Miedo, miedo y más miedo. Una
sensación primitiva que aborda a los seres humanos desde el principio de los
tiempos.
Miedo sentía el cavernícola
que se enfrentaba a un mamut; el miedo, se apoderaba del caballero que se batía
en duelo en una Justa; mucho miedo es lo que sentía el cowboy que media su
destreza en un tiroteo cruzado.
Pero todos ellos sabían que
tenían que hacerlo, unos para sobrevivir y otros para demostrar su hombría,
debían superar el miedo de cualquier manera.
Pues un poco así me sentía la otra noche, cuando me aventuré a
visitar el famoso “Preventorio de Aigües” con la compañía de mis amigos “Los
Estrellaos”.
La verdad que no era miedo en
sí, pues yo tampoco es que tenga ese sentimiento hacia lo oscuro y las
historias fantasmales, más bien tengo respeto. (Es lo que se suele decir para
quedar como un machote, jejeje)
Y es que si a algo tengo más
miedo que a los fantasmas y los muertos, es sin duda a los vivos. Somos mucho
más peligrosos. Pero este tema no lo voy a abarcar hoy porque me faltaría blog
para describirlo.
He de reconocer, que el
antiguo hospital acojona con solo su presencia. Es una construcción monumental
de gran envergadura en el que el paso del tiempo, las gamberradas y las
historias que de él se cuentan, lo han hecho más terrorífico si cabe.
Y es que antes de ser hospital, fue un famoso hotel llamado "Hotel Miramar", que se
construyó sobre los restos de unas termas romanas allá por el año 1816. Unos
cuarenta años después, el estado compró el edificio para convertirlo en un
hospital infantil destinado exclusivamente para la prevención de la
tuberculosis.
En aquel entonces, la medicina
no era nada avanzada, y no disponían de una cura real para esta enfermedad, por
lo que cuentan las historias que allí perdieron la vida
miles de personas, la mayoría de ellos niños. (hecho del que no existe o no se ha encontrado ningún archivo documentado que lo verifique, solo leyendas y habladurías).
Es por eso que ahora, las
historias convierten este edificio en un lugar atractivo para fotografiar o
para realizar investigaciones paranormales.
Yo me quedo con la primera
opción, jejeje.
Al principio he dicho que
sentí un poquito de miedo, o respeto, porque no tuvimos la mejor idea al elegir
la noche para visitar el preventorio, pues fue una noche de mucho aire, y
cuando digo mucho, es mucho.
Las puertas y ventanas se
abrían y cerraban, dando fuertes golpes y produciendo estridentes chirridos. Si
eso lo sumas a la sugestión que ya lleva uno encima por haber escuchado o leído
las cientos de historias que se cuentan de ese lugar, pues para qué os quiero
contar más.
Aun así, tuve el valor de entrar al recinto para poder
realizar las fotografías que os voy a mostrar.
Entré a acompañar a mi amigo
Paco Pastor, que ya se me había adelantado a entrar, y es que Paquito no le
tiene miedo a nada, nada más que a él mismo! jejeje. (Hubieron otros dos que se
quedaron rezagados en La Nocturneta, porque decían que tenían frío……)
Para quien no lo sepa, La
Nocturneta es la furgoneta del tío Paco que nos lleva allí donde queremos
afotar en la noche, sin importar el terreno. Ya quisieran muchos 4X4 caminar
como lo hace ella.
El sitio durante la noche,
tiene un ambiente muy tétrico. Pero el colmo de todos los colmos, es que por si
no fuera poco, mientras estábamos realizando las fotos, un par de gatos negros tan
cebados que parecían panteras, pasaron por mi lado y se me cruzaron por
delante. Los pobres animales no tienen culpa pero, ¡menudo susto me dieron los
condenados!
Poco más os puedo contar ya de
aquel lugar que no sepáis la mayoría. Y el que no conozca el sitio, puede
indagar por internet y descubrir las historias que de él se cuentan.
Invito a todo aquel al que le
guste la fotografía y no tenga pánico, a que vaya un día a visitarlo.
Vale la pena hacerlo. De noche
o de día, eso ya es elección vuestra, pero pienso que de noche tiene un ambiente especial y
diferente, por las sombras que se crean en cada una de las ventanas y recovecos
del edificio.
Además, pienso que de vez en
cuando, tener ese pequeño sentimiento de “miedo”, nos viene bien para
demostrarnos una vez más, que las personas estamos hechas de emociones, y que
no somos absolutamente perfectos.
Aquí os dejo dos fotografías
del sitio.
La primera está hecha con una
temperatura de color fría, para conseguir ese cielo naranja, pintado por la
contaminación lumínica, que le da un poquito más de tetricidad al escenario.
La segunda está hecha al
contrario, usando una exposición un poquito más larga, sin iluminar, para
conseguir un cielo azul lleno de estrellas, que le dan un aire diferente al
lugar.
Espero vuestros comentarios y
críticas.
Nos vemos en la próxima
entrada.
¡Un abrazo a tod@s!
Buenas letras y buenas fotos, David. saludos. ;-)
ResponderEliminarMuchas gracias Juanan!
EliminarMe alegra que te guste lo que escribo!
Un saludo!
Las fotos espectaculares! como siempre!
ResponderEliminarY un texto que da gusto leer!
Y si tu pasaste miedo!! yo ni te cuento!! me negaba a volver a ese sitio y me arrastrasteis, y si! me quedé en la nocturneta pasando canguelo, mientras algún hijo de.... tiraba piedras! XD
Una salida muy divertida! muchas risas y muchas fotos! como todas las que organizas!!
Muchísimas gracias Magda por tus palabras!
EliminarUy!!!! he dicho tu nombre..... ahora ya se sabe quién se quedó cagueta en la nocturneta.... jajajaja
Yo se que te quedaste dentro porque hacía mucho frío, y además, estabas bien acompañada! jejeje ;-)
Ahora, a organizar la siguiente!
miedo el de los gatos, le has preguntado a ellos al ver a dos tios de tanto tamaño pasar por ahi y, asustarles. fue una noche movida de aire y de nervios por el sitio pero le falto luces por dentro que para eso otro dia se tendra que ir , muy buenas fotos y mejor el texto felicidades por el trabajo que esta ralizando
ResponderEliminarLa verdad que los gatos estarían flipando! jajaja
EliminarVolveremos más tranquilos cuando haga mejor tiempo para entrar por dentro del edificio.
Gracias por tus palabras Paquito!
La verdad es que el lugar pone los pelos de punta. Estuve un par de veces sin hacer fotos, de pasada, y tuve la sensación que iba a asomar algún niño en alguno de sus tétricos ventanales. Genera inquietud.
ResponderEliminarBuenos puntos de vista David.
1 Abrazo.
Tienes toda la razón Juanjo, yo en realidad estaba esperando que apareciera algo por las ventanas, pero no tengo suerte ni para eso! jejeje.
EliminarSeguro que tu encontrarías mejores puntos de vista, así que me tocará hacer tu taller para aprender a buscar las líneas! ;-)
Un abrazo y gracias por pasarte.
Qué pena haberme quedado en casa con la espalda chunga ;(
ResponderEliminarEl cielo estaba espectacular, muy buenas tomas Pacheco.
Aúpa la nocturneta, el lucecicas y el piedrecicas!
Raquel
La verdad que te perdiste una buena noche, pero cuando no se puede, pues eso, no se puede. Hacer dos fotos no compensa tener una recaída.
EliminarEspero que te recuperes pronto y estés en forma para la próxima!
Muchas gracias por pasar y comentar. :-)
David decirte que con tu texto vas a conseguir crecer la fama del Preventorio, que por cierto antes fue el Hotel MIRAMAR y tras la guerra civil se dedico a tratar los niños con tuberculosis,sin embargo es totalmente incierto lo de los miles de muertos, de hecho creo que no hay documentado ningun fallecimiento.
ResponderEliminarLas fotos muy buenas pero no veo ninguna desde el interior y más ahora que solo se puede acceder a la planta baja por la fachada principal y nada más , ya que esta derribada la escalera que sube a los siguiente pisos desde alli, la otra alternativa es acceder por detras y arriesgarte en sus entrañas cada día más y más deteriodadas, cosa que no recomiendo a nadie dado el estado de todo.
Muchas gracias por tu acertada información Minotauro. He verificado lo que me has dicho y tenías razón.
EliminarComo podrás ver, he modificado el texto con la información correcta.
Y lo de entrar dentro...... lo dejo para los más valientes, ya que soy reacio a entrar en sitios de muy mal estado.
Muchas gracias por pasar y comentar.
Un saludo.