Nocturnidad y tal...

martes, 2 de abril de 2013

Estreno mi nueva web





He migrado desde mi blog hacia una nueva web para poder ofreceros muchos más contenidos de una forma visual bastante más atractiva.

He intentado mejorar mi trabajo para que sea más agradable y más apetecible de visitar.

Espero que os guste mi nuevo sitio y que los que sois seguidores míos aquí, también lo sigáis siendo en mi nuevo espacio.

Un saludo a todos!

Click en la imagen para acceder al nuevo site.



lunes, 14 de enero de 2013

Mirando al mar soñe...




En primer lugar, después de mi parón navideño en el blog (unos 20 y tantos días sin escribir), quiero felicitaros el año nuevo y desearos que el año que acaba de entrar, sea muy bueno para vosotros fotográfica y personalmente hablando.

Y una vez dicho esto, paso a relataros mi nueva entrada.

Pues tal y como dice el título, haciendo referencia a la mítica canción del maestro  Jorge Sepúlveda, mirando al mar soñé…

Y empiezo así, porque no creo que haya otro marco comparable al mar para invitarte a soñar. O por lo menos, eso me parece a mí.

Puede ser que sea yo, que soy muy soñador, pero cuando estoy delante del inmenso mar, mi mente se abre de tal manera que los pensamientos, sueños y recuerdos corren veloces en mi cabeza.

Y es que como he dicho antes, creo que el susurro del mar, la tranquilidad que emiten sus aguas y ese olor de la brisa marina, te invitan a soñar y a traer al presente todos esos recuerdos que tienes de tu infancia, sobre todo si son recuerdos que viviste frente al mar.

En mi caso, cada vez que salgo a fotografiar a una playa o cerca del mar, siempre me llegan los mismos recuerdos.

Me acuerdo de mi padre, que me llevaba a pescar con él cuando yo era un crío, y pasábamos largas noches de verano frente al mar, mirando la punta luminosa de la caña a ver si picaba algún pez. A veces volvíamos con algún buen trofeo pero otras, solo nos picaban los mosquitos, jejeje.

He de reconocer, que gracias a esa afición de pescar que me contagió mi padre (que por cierto tendré que plantearle de volver a salir alguna noche ya que hace muchos años que no vamos), tengo que darle las gracias porque creo que fue el detonante de mi pasión por el cielo nocturno.

Todas esas noches mirando el cielo estrellado, las luces sobre el mar, la Luna, las estrellas fugaces, etc…

Ahí empecé a interesarme por los planetas, las constelaciones, los movimientos celestes y demás fenómenos astronómicos.

Poco a poco, con el paso del tiempo, esos intereses han ido formando parte de mi vida, de una manera o de otra, hasta llegar a descubrir mi afición por la fotografía y mezclarse con ella, culminando en esta pasión que tengo ahora por la fotografía nocturna.

Y digo culminando, pero aun sé que me quedan muchas cosas por descubrir en este campo.

A lo que iba. El mar.

Es increíble pensar en la inmensidad que abarca. Tres cuartas partes del planeta Tierra es agua.

Y nosotros seguimos pensando que somos los seres por excelencia y dominantes del planeta.
¿Cuántas especies diferentes conocidas habrá en el ecosistema marino? ¿Y si a eso le sumamos las especies desconocidas aun por descubrir?

Si de una cosa estoy concienciado, es de que hay que conservar todo lo que esté relacionado con el mar, ya que si le hacemos daño ahora, en un futuro ese daño se volverá contra nosotros. Llamarme paranoico pero yo soy de los que cortan en pedacitos los plásticos redondos que unen los botes de refrescos, para que si esa basura llega al mar (que desgraciadamente mucha lo hace), no perjudique a peces y aves marinas dejándolos atrapados hasta que mueren.

Las playas, los arrecifes, los acantilados, la fauna marina… Todo es un regalo de la naturaleza que debemos cuidar. Solo así podremos obtener bellas fotografías de todos esos lugares.
Aunque siempre habrá el que se empeñe en destruirlo con sus basuras y desperdicios, pero no voy a entrar ahora en ese tema pues no merecen mis palabras.

Las dos fotografías que os voy a mostrar a continuación, son imágenes de mar.

Imágenes que en cierto modo, a mí personalmente, me transmiten calma, paz y tranquilidad.
Son esos sitios de los que hablo, de los que cuando estás en ellos tu mente se abre y se ponen en marcha los recuerdos. Lugares que te invitan a soñar, que transportan tu mente a esos rincones del pasado que creías olvidados.

La primera fotografía está realizada en la famosa y archifotografiada “Cala del Charco”.
Simplemente es una versión más de ese lugar que tanto me gusta.

La segunda fotografía está tomada en la cala de Racó Conill, un lugar fantástico y precioso pero nada recomendable para los fotógrafos solitarios. Todo aquel que conozca el sitio sabrá por qué lo digo.

Espero que os gusten las dos y me despido de vosotros hasta la próxima entrada.

Sed cuidadosos con el entorno que os rodea.

Un abrazo.

(Click en las imágenes para ampliar)




                                                                                Torre de paz



                                                                                                        Luna de media tarde



lunes, 7 de enero de 2013

He ganado el 1ºPremio del I Photowalk Nocturna Nacional

El pasado día 21 de diciembre de 2012, con motivo del acontecimiento del Fin del Mundo (según el calendario y las profecías Mayas), se realizó el 1er Photowalk Nocturno a nivel nacional, creado por el colectivo Nocturna en Acción y el fotógrafo Carlos Serrano, organizando quedadas fotográficas nocturnas a través de toda la geografía española, tanto insular como peninsular.



Como no podía ser menos, los socios de la Asociación Fotográfica Novelda, entre los que me encuentro, no quisimos perdernos el evento y organizamos nuestra quedada en el Santuario de la Mola, que gracias a la colaboración de Valentín Martínez (concejal del Ayuntamiento De Novelda), esa noche se apagaron todas las luces de La Mola y alrededores para poder disfrutar de la fotografía nocturna en todo su esplendor con la compañía de todos los amigos que nos quisieron acompañar, tanto socios como no socios que se desplazaron desde otras ciudades para aprovechar la oportunidad del evento.



Las quedadas se realizaron en las siguientes ciudades simultáneamente:

Alicante, Barcelona, Donosti, Cádiz, Ferrol, Girona, Granada, Lleida, La Rioja, La Roda, Madrid, Novelda, Oviedo, Palma de Mallorca, Reus, Sevilla, Tenerife y Zaragoza.

De esa noche, se realizó un concurso entre todas las ciudades participantes que constaba de dos categorías: Mejor fotografía individual y Mejor Fotografía de Grupo.

Me complace informaros, que he obtenido el Primer Premio del I Photowalk Nocturno Nacional en la categoría de foto de grupo, gracias a la fotografía que presenté al concurso teniendo la responsabilidad de representar a la Asociación Fotográfica Novelda.

Una fotografía que ha sido muy valorada por los votantes, obteniendo un porcentaje de votos del 38,8% frente al 23,9% del segundo clasificado y el 16,4% del tercer puesto.

Por lo menos me siento orgulloso de haber contribuido un poco a que el nombre de Novelda sea oído a nivel nacional.

Y no me quiero despedir si antes dar las gracias a todos los que estuvisteis allí esa noche:

Javi Castellanas, Christian Andújar, Rafa Ramón, Jordi "Perricomalo", Juanjo Fernández, Namor Pastor, Miguel Angel Abad, Magda Peris, Paco Pastor, Paco Martínez, Fernando Botella, Jose Manuel, Pedro, Antonio Pérez "Franchi", Jose L. Navarro "Esteve", Raquel Pérez, Leticia García, Gonzalo Romero y un amigo de Alicante del que no recuerdo el nombre(si lees esto, ponte en contacto conmigo por favor).

Y ahora os dejo con la foto con la que he ganado el premio, espero que os guste.
(click en la fotografía para ampliar)

                                                           "Los elegidos"

domingo, 16 de diciembre de 2012

Reflejos


En el claro charco de agua,
 las bellas estrellas se bañan.
Tristes, dulces, dormidas,
su reflejo pierden al alba.
Juntas en los rincones relucen
sus destellos de formas varias,
dibujos estelares de estrellas,
siluetas que la noche cambia.
Lindezas, maravillas y bellezas,
que viven en el charco de agua.


Con estos versos propios, quiero dar comienzo a una entrada que me remonta a la etapa de mi infancia. Y es que desde bien niño, siempre he sentido cierta atracción por los reflejos.

En mi cabeza surgían pensamientos, preguntas y reflexiones difíciles de responder de una manera lógica para mi corta edad.
-¿Por qué en un charco se veía reflejada la casa que estaba al lado?
-¿Por qué los espejos nos mostraban exactamente lo mismo que estaba delante de ellos pero al revés?

Todas estas preguntas se iban respondiendo solas con el paso del tiempo y gracias a mis profesores de “Naturales”, que me quitaron esa inocencia sobre el mundo paralelo que existía al otro lado del espejo, al explicarme la reflexión de la luz sobre los objetos de material reflectante.

Pero en fin, me quedo con esa sensación de inocencia que abordaba mi cabeza de manera casi inevitable y que sentía cada vez que me miraba en un espejo.

-¿Cómo era posible que yo estuviera delante de mí mismo?

Era un sentimiento que me fascinaba. Intentaba engañar al espejo haciendo movimientos rápidos, pero no había manera de hacerle caer en la trampa.

Todo esto os puede sonar a gilipollez pero eran los pensamientos de un niño curioso que buscaba una razón lógica para ese fenómeno.

Y me apuesto lo queráis, a que más de uno de vosotros que me estáis leyendo, hizo en algún momento de su vida algo parecido.

-¿Quién no se ha arrimado hasta tocar un espejo con la cara para poder ver si las cosas que estaban a la derecha y a la izquierda del cristal también se podían ver reflejadas?
Y si, estaban ahí.
-¿Cómo es posible que si no estaban delante, también se reflejaran?

Seguro que alguno se le ha escapado una sonrisilla ahora porque sabe de lo que hablo y lo ha hecho alguna vez, jejeje.

Es por eso que ahora, en mi etapa de “madurez” (por no decir más bien “inmadurez en su última fase”), me siguen atrayendo los reflejos. Me gusta recordar esas sensaciones de antaño, volver a tener esos pensamientos al ver cualquier cosa reflejada, ya sea en un espejo, en un charco o en un escaparate de alguna tienda….

Es una manera de mantener viva mi mente.

Así que gracias a la fotografía nocturna que ahora es lo que me apasiona, he podido reconciliarme con esos momentos de mi niñez y usarlos para componer muchas de mis fotografías.

En la noche, se pueden apreciar bellísimos reflejos tanto en los cristales de las ciudades, como en las luces sobre el mar.

Me gusta poder meter un reflejo en algunas de mis fotografías porque son como puertas hacia un mundo paralelo al nuestro, un portal hacia otra dimensión con nuestras mismas características pero al revés de lo que percibimos.

¿Quién no ha pensado alguna vez en cruzar al otro lado del espejo o introducirse a través de un charco para ver la vida desde el otro lado?

Yo sin duda, si pudiera hacerlo, ya lo habría hecho. Igual sería una manera de ver las cosas con más optimismo y de una manera diferente.
Pero por desgracia, esto no es posible, así que me toca seguir recreando esos mundos en mi mente y a poder ser en algunas de mis fotografías.

Hoy os voy a enseñar dos fotografías en los que aparecen esos reflejos que tanto me gustan. Tengo muchísimas más de esta categoría, pero quiero enseñaros dos que me encantan, no porque sean unas fotos buenísimas, que no lo son, sino porque representan esos sentimientos míos de los que os he hablado.

Son dos fotografías diferentes en las que aparece el mismo charco, reflejando lo que hay en el cielo.

La primera está realizada mirando al este, para reflejar las estrellas que había esa noche. Aproveché el paso de un coche para que saliera reflejado también y le diera más vida a la foto.

La segunda, está realizada mirando al oeste, sacando  el mismo charco, pero esta vez reflejando esa Luna a la que tanto adoro.

Espero que os gusten las fotografías, o al menos podáis ver en ellas esos sentimientos y pensamientos que he decidido compartir con vosotros.

¡Nos vemos en la próxima entrada amig@s!

Un abrazo.

 (Click en las imágenes para ampliarlas)



                                                                               El charco




                                                                                                       El baño de la Luna